¡Ay! Mi delirio.

Author: Luis Ortiz / Etiquetas:




Para Agustina, Aguilar no existe; sumida en otro mundo desvelada y enjaulada vive. Para Agustina el esta en otro mundo, en otro cuerpo y en otra persona, pero para variar son el mismo, no hay cuerpo distinto o doble personalidad. Existen al unísono. Ella se hace llamar Lucía, y a el le llama Oliveira, solo cuando se le escapa lo Agustina, le hace nombrar Horacio.

Horacío Oliveira Aguilar sería, lo más necesario para controlar la locura intedimensional que invade a Agustina. Lucía Agustina se envuelve en llamas, en una tela roja que le produce ataques de pasión, que salta entre mundos, a través de los sueños y las canciones. Salta envuelta en la locura, en ocasiones se hace llamar La Maga.
Pero suele decirse que el amor no es una novela. Y sabemos que Renzo Klotz ha muerto, solo persiste en la memoria de la locura, en un arranque de salvajismo y pasión. Pintado en una cruz, sangrante. Al lado de una llameante mujer, que tortura felizmente sus heridas, perdido en el tiempo se encuentra.

Se hace llamar Somarviel. Pero en el mundo solo se escuchan sus sonidos. Sus palabras...

drr... drrrr. drrrrrd drdrdrrrrrrr...






+dosgirosuncorte.





---Interludio-.

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Shampagne el 27/09/2010
YO? YO? prescindir de ti?, osea neverandever jajajajaaja 

Shampagne el 30/06/2010
Tequiero... ,aunqe me hagas de agua jajajajaja terca, ...y mucho.

Shampagne el 30/06/2010
en unas horas seras aun más viejito, pero tambien aun mas nice ;)

Shampagne el 30/06/2010
jajajajaj ADORABLE!.

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A respuesta de;
Te extraño siempre. -Agustina.







Aquí estoy, cómo siempre y tal cual lo recuerdas. Esta es cómo lo recuerdas, tal vez mejor. Yo aguardo a tu contacto, pacientemente...

Agustina <.2

Roussillon (Breve).

Author: Luis Ortiz / Etiquetas:



Mi mirada es breve e inconstante, en esta habitación no es posible fijar mi atención de forma alguna, los objetos dentro de este cuarto me transportan y devuelven en un vaivén de sensaciones constantes, por ello no todo mi cuerpo se coordina, al contrario actúa cada parte del mismo con libre albedrio casi afirmando que contienen pensamiento y voluntad propia. Este estilo ocre me sienta bien, lo ha puesto mi esposa eligiéndolo por el recuerdo de nuestro primer viaje en matrimonio. Ella yace ahí apiñonada entre cobertores por un frio cruel que ha envuelto la zona, y nos ha tomado por sorpresa dejando huellas notorias en nuestro hogar así como en los víveres. No todo es comestible, porque el frio ha hecho estragos en la despensa, también ha tomado con fuerza la forma de preparar lo restante lo cual dificulta por mucho la forma en que vivimos, ha tomado nuestra comodidad así como nuestra calefacción pero la perdida que nos incomoda es la de algunos aparatos electrodomésticos, andamos con la frente en el cielo porque el presupuesto nos permite encender a ratos o en ocasiones la chimenea para calmar el dolor de los huesos, y en la misma preparar los alimentos. Esta chimenea fue parte de nuestro proyecto de pareja después del primer viaje que realizamos juntos, la construimos con nuestro mayor esfuerzo emulando la que se encontraba en el hogar que amablemente una pareja de ancianos nos compartía por una módica contribución. Cada vez que nos encontramos frente al fuego lo recordamos, tenemos charlas que duran horas o en ocasiones días completos. Imaginamos que estamos de vuelta ahí, caminando en las calles sin problema alguno, ella puede andar tranquilamente en sus dos piernas con ese vestido celeste que tanto le encanta. Mostrando algo mas que piel, una dulce sonrisa en ese rostro iluminado por el sol, señor del fuego. Recorremos las calles con los pies descalzos, rumbo a la iglesia de San Miguel, pensando que cada una de nuestras exhalaciones son intentos del alma por hablar con el cristo en la cruz. Justo ahí fue nuestra unión ante Dios, pocos meses habían pasado desde nuestra unión en su forma civil pero ahí en la lengua de lo bello el ser estaba expuesto, la carne contaba con la disposición de la voluntad y la alegría. Contuvimos brevemente nuestro entusiasmo porque no fue un arranque de emociones o acciones impensadas, fue la colocación adecuada de piezas en el laberinto de la existencia eterna del señor, fue la unión el eco del cantar de nuestras almas dentro de la otra. La ilusión llego a su fin con la realidad, frente a frente cada uno con su copa el sacerdote sumerge un par de hostias, y nuestros brazos entrelazados damos de beber y comer el uno al otro. El vacío en nuestro pecho se completa, perdimos la sensación de soledad y juramos lealtad infinita a la eternidad. Mi alma ríe, me siento feliz en el momento, el matrimonio esta completo tal y como lo soñé en mi infancia, tal y como lo visualice en mi vida previa. El sacerdote nos contaba breve su historia de niño, como un oso estuvo a punto de comerlo comenzando por el piecito, cicatrices grandes le quedaron pero poco dolor al orgullo queda, nos dice cuanto le pidió a Dios ser salvado, cuanto le imploro por que el oso se detuviera, pero entre pataleos, lloriqueos y deseos de salvación que sin querer con su bolsa en mano daño sus ojos. Ciego de dolor, sangrando la bestia corría detrás, sus piecito crujía y sus gritos guiaban al animal, tropezó un par de metros mas delante, le pidió a Dios que el oso ya no estuviera, este por la ceguera corrió a un barranco y sin freno alguno cayo al vacío. Yo el pequeño Mel, me di cuenta tarde de mi error, los animales viven por la razón de Dios, sin embargo al pedirle que detuviera al oso, no le pedí que terminara con su vida rápidamente, y casi por mandato divino me acerque al barranco, a observar, como su vida se detenía lentamente. El oso cayo, su cadera se había quebrado, las patas traseras no le respondían, y sus gruñidos de dolor resonaban por todas partes. Nos parecía terrorífico, el sacerdote Melquiades contando ese evento trágico el día de nuestra boda, no me afectaba en lo mas mínimo pero a ella, la había puesto de nervios. Temblaba cada uno de sus huesos, resonaban los accesorios, y se escuchaban sus cadenas, gotas de sudor corrían en su rostro, frías al parecer como si su corazón viajara al pasado uniéndose en un eco con el del oso, como si el miedo a la muerte le fuera conferido a ella. Poco disfrutamos del entorno, nos abocamos a sentir la muerte en sus distintas formas, sin alcanzarla, era un goce tremendo un deleite que la intimidad física se quedaba corta. A razón de la historia del sacerdote, decidimos llamar a nuestro primer varón Melquisadec, un señor de justicia y paz. Es lo que nos ha brindado su bendición.