LLANTO

Author: Luis Ortiz / Etiquetas: , ,


Yo dije lo del pene doble porque era lo que había dicho toda la noche. No órganos dobles, lo único que ese día quería y con toda mi alma (nótese, alma) era un hombre que me hiciera el amor toda la noche, no quince minutos, ni veinte ni un poco de ratito más, un hombre para toda la noche y con lo que así se consigue: esas pocas palabritas que se sueltan aquí y allá y parecen querer decirlo todo o que por lo menos serían capaces de consolarme de la sensación de estúpida soledad, por llamarla de alguna manera ("tengo el cuerpo devastado, el alma rota y habitando en la desolación, todos los pedazos de que estoy hecha son trozos atrapados en un tiradero, cortada soy, y sería sangrante si el flujo de mis venas aún obedeciera a mi corazón.
"Mi inteligencia es un globo de hielo, la sujeto a mí a la distancia con un hilo, si me distraigo, suelto el hilo y a la distancia se va, mi inteligencia, la veo pequeña, más pequeña como un punto en el cielo hasta que ya no es nada, más que viento. Entonces, de los rasposos pedazos que soy, tomo lo más entero y lo pulo y armo a la manera de que supla mi inteligencia. Con ella, con mi inteligencia, sé de mi incómodo dolor. ¿Para qué entonces la vuelvo a formar adentro de mí? ¿Para qué esta bola incómoda de fuego en el centro de mí, sin ella, insensible al dolor?
"¿Para qué? ¿Para qué? Para que el poquito humo repugnante que forman los trozos desarmados de mi estúpido cuerpo sin rumbo no se disuelva en una materia más peligrosa, una materia con picos y filos y lijas, una materia en la que ya no se pudiera sentir mi voz, único alivio para este ardor en que me..."), pero a estas horas y con la cruda espantosa que parecía zarandearnos a todas de los hombros, a Margarita y a Luisa ya les tenía sin cuidado todo el asunto.
Cuando yo estaba a punto de proponer que nos durmiéramos en el pasto, aunque al rato el sol nos despertara o el frío nos impidiera dormir, pero acostarnos, como fuera, con hombre, sin hombre, con dos o con ninguna, con amor de a quince minutos, de a dos o de nada, todo me importaba un comino, es la verdad, esto fue lo que vimos:

Fragmento del anterior antepenúltimo párrafo en el tercer capítulo perteneciente al primer fragmento de la novela Llanto, novelas imposibles.
Carmen Boullosa.

Antes de morir.

Author: Luis Ortiz /



Así pasaba las tardes, con mi café y un poco de agua embotellada; escuchando los murmullos de los demás acerca de mí.
Pero no es algo que me importe mucho, si a final de cuentas disfruto de mis ratos libres como me da la gana.
Despertar por las tardes, vestirme a mi gusto, encontrarme en mi propio cuarto, en mi propia casa, libre de las ataduras del sexo ocasional o de las relaciones formales de juventud, y sobretodo libre de preocupaciones por el dinero. Viviendo con lo que me deja mi pensión, viniendo aquí, una sobría cafetería a tomarme un rico expresso.
Lo siento, mi mente viaja, pero se me olvidaba decir; que es mi último café y mis últimas letras. He decidido dejar de esforzarme y combatir la locura o eso que llaman demencia senil. Adios.

-una cucaracha existencia

Author: Luis Ortiz /



A nadie le importa que me este retorciendo de dolor, todos pasan de forma insensible. Ahora odio al creador y su estúpido Samsara. Me duelen mis extremidades, no las siento pero puedo ver como se doblan. Escucho el crujir de cada una de ellas en mi cabeza...
Ya lo he notado, escupo en partes mi vida, y trago a grandes bocanadas la muerte. Escucho voces, murmullos, cientos de presencias acercarse, mi alma resuena en los ecos de la existencia misma, pero los oídos son sordos. Tan solo soy un ser perdiendo la vida, mientras que los otros continuan con la suya, pero en el acto mismo estoy más vivo que cualquiera. Porque en la muerte, en la máxima iluminación, y en la soledad misma del desvanecerme me he visto libre de todo; sin extremidades, sin grandes partes de mi cuerpo. Libre de casi todo, mi cabeza permanece con aliento, minutos, segundos, horas; no mido el tiempo. Me liberé de la crueldad de la vida, me liberé de tantas cosas, y de círculos estúpidos.
No tiene mucho sentido esto de renacer constantemente, es una reverenda tontería; pero el dolor es inexplicable. Una sagrada mierda es lo que es la vida, la muerte nos es propuesta como la dicha por excelencia; al ritmo del crujir de nuestros cuerpos. Pero ahora lo que se siente, un choque, un impulso sonoro que retumba en los cielos, y crea sismos me sorprende. Estúpida gente y sus zapatos de plataforma. Ya ni como cucaracha que es uno se asustan, gritan o algo, ya ni en el mundo me hacen. Bueno, yo tampoco los hice, más mierda son y tocan ellos que yo. Procrear constantemente en sus camas, donde se desnudan y tienen relaciones, donde disfrutan de sus tan llamados orgmasmos o como digan. Donde presumen su amor, sus brinquitos y canitas al aire; y alguna que otra aventura disfrazada de cariño. Pendejadas si me permiten decir; he encontrado pocas cosas dignas. Entre ellas, un poco de pastel en un refrigerador.
¡Ah! Mis últimos pensamientos, y de nuevo a renacer en otra chingadera de ser viviente. Mientras no sea humano y mucho menos mujer, creo que puedo aguantar más hasta el día del juicio.