La rubia y la mota de polvo hecha hombre.

Author: Luis Ortiz /


En un ratito, ella con sus cabellos rubios, delgados preguntaba algo esencial. -¿Es de aqui el aparato? ¿Si se puede usar?- Lo hacía con una voz suave y cálida, alisada por beber el jugo de cereza que le gusta tomar todas las mañanas, hecho de forma natural como su tersa y firme piel. Ella tocaba su frente con tan solo dos dedos, intentando aclarar sus ideas, su preocupación. Una duda muy característica en ella, que se le imponía de forma peculiar, pero ese método daba resultados; las ideas pasaban de su cabeza a sus manos, donde con hábil maniobra escribia en un teclado todas esas descripciones que en su mente parecian imagenes sin sentido.
Pero estas ideas eran muy egoístas pues deseaban manifestarse, salir de la mente y aparecer en el cuerpo, odiaban estar ahí, encerradas por una razón; timidez.
Debo aclarar, era una timidez muy anormal, no era realmente cualquier timidez, y aquel que diga que la timidez es una sola, puedo decir lo contrario y tendrá que confiar en mi palabra. Es que esta tímidez aparecía en su piel, justo arriba de su tobillo derecho en forma de una bandita curativa con una imagen de rosita fresita.
Y también aparecía en la raíz de su cabello, un castaño oscuro que salia muy tenuemente hasta convertirse en los cabellos rubios, ahí estaba la tímidez, en forma de un color que quiere ocultarse un poco.
Los brazos cuentan también con vida propia, pero de forma unificada al cuerpo, en su muñeca izquierda se encuentra una pulsera de esferas blancas simulando perlas, un accesorio normal, pero en su muñeca derecha se encuentra algo distinto, una pulsera sencilla, simple y sin explicación aparente de algo emocional; eso es la tímidez, ahí esta oculta. Pero pasa algo distinto en un instante, se pone de pie, poseída por una idea; se levanta y camina a la distancia, buscando un libro, algo que pueda orientarla.
Es una idea detective o puede ser una idea inquisidora, tal vez una idea antropóloga o una idea diagnóstica, si eso es, eso parecer a la distancia, una idea diagnóstica, últimamente en las calles no se han visto ese tipo de ideas, regularmente andan ideas insatisfechas, de eso unos años para atrás. Pero esta rubia tiene ese algo distinto, ese aire de que sus ideas aún persisten, y luchan por aparecer de alguna forma, pero no de forma explosiva, sino de forma armónica como su sonrisa casual que recorre distancias en un momento, agregandole la tranquilidad que hace falta al ambiente.
Ahi persiste la rubia y sus ideas, su añoranza por realizar algo.
En un mundo cerrado donde sus ideas se acomodan y se plasman con un sentido de descubrimiento, queriendo aclarar sus dudas con cada movimiento de sus manos, esa rubia es otro mundo, intentando aparecer ante los demás y lograr sus objetivos. Eso es lo que ella es, lo que ella ve, y lo que el resto del mundo verá, pero un poco más de atención, solo un poco más de atención en lo que mi mirada percibe me dice, que ahí anda la tímidez, con ganas de ser escuchada.

Yo regreso al hoyo, regreso una vez más bajo la tierra después de mi búsqueda, a donde pertenezco y estan los otros, los míos. Aquellos que me dicen lo que son las cosas para yo intentar mentirles con un sueño, un sueño que pasa a medio día para alegrarles la vida, aunque en la realidad ese sueño tenga más de verdad que de mentira. Pero si ellos siguen creyendo que es un sueño, una mentira, podrán creer.
Yo creí, y ahora poseo un cuerpo, digno de ser apreciado por algún ser, tengo cuerpo, carnes y huesos. Así, tal vez nosotros podamos algún dia salir a la luz de día y cumplir como aquella rubia de un bello peinado, y gozar de el sol.