Fedora G.

Author: Luis Ortiz /



Canto, levanto mi voz al viento como la niña idiota que parezco. Plastificada y remendada hasta la vulva con hilos de seda, que nadie se de cuenta que mis padres copulaban conmigo desde niña. Canto al viento cosas hermosas, que todo sonido de mi garganta rasgue los cielos, pregonando mi infertilidad y la sensación de ardor de mi cuerpo. Me enferma hacerlo, pero si no salen las palabras de esa forma, "rocky" el perro ladra destrozado del placer doloroso que le proveo. Vivir con un can, sin patas, las que considero piernas lo deja solitario ante las demás perras, no queda más que vocalizar su placer. El apretar de mis dedos, y los pellizcos de mis uñas en su miembro, lo encolerizan y excitan suficiente para que se derrame entre mis juegos. Tomo su cúmulo de semen, lo froto entre mi sexo, dejo que su dulce aroma me penetre el cuerpo. Que lo tibio de su líquido provoque en mis genitales la producción de sus jugos.
Me gusta sentir el chorro corriendo por mis manos, interminable. Rellenarme cual pavo de acción de gracias con la leche que me otorga. Una ocasión, en este inverosímil ritual de mi mente me aparte, desfallecí; en pocas palabras me mal viajé. Veía a mi perro penetrarme de forma dura, ruda; mordiéndome el cuello, y lamiendo mi cara, mis pechos. Embestía con fuerza mi sexo, mientras en su arremeter babeaba, y cubría mi cuerpo. Mi padre filmaba la escena, mientras empinado estaba su cuerpo lo recargaba con lentitud sobre una pared donde se apreciaba un enorme dildo en forma de cuerno. Madre le lamía en ocasiones varias los testículos a mi padre, recién depilados, después de sacar sus finos y pálidos dedos del ano de mi perro. -¡Ay Rocky! ¡Me coges como el pinche diablo, métemela más cabrón!- gritaba yo. Siempre me ha gustado filmarme con la cámara web de mi computadora portátil, apoyada en el peinador. ¡Obvio! No es para que ningún pervertido idiota disfrute de lo que hago, pero prefiero ver toda la situación como una obra de teatro filmada. Un teatro que ha roto no la cuarta pared, sino la concepción misma de teatro, no como ya se ha hecho antes, ni como una nueva o experimental forma de hacerlo. Sino para representar lo ya presente en la calidez humana. Su necesidad de afecto, de eso me di cuenta cuando alucine con esa escena.
De ahí en delante no pude evitarlo, grabarlo era no una obsesión, ni un deber, sino un efímero placer histórico. Algo que la humanidad en algún momento debería conocer y transmitir. Mientras mi talento es descubierto, lo disfruto, en compañía de rocky lamiéndose las pelotas en el piso, y unas sabrosas palomitas con salsa roja; obvio que de la picosita. Aunque lo admito en ocasiones he logrado cosas inciertas, de las cuales las epifanías me invaden, pero yo de forma muy sagaz lo evito. ¿Como? Se preguntarán cuando encuentren estas grabaciones, con la fuerza de mis manos, masturbándome hasta el cansancio y quedar dormida. No es algo sencillo de lograr, pero requiere invertir tiempo y mano de obra. La verdad, con la vulva llena de hilos y sin mucho acceso al sexo masculino no se puede hacer mucho. Es que como decirlo; son idiotas los hombres. Ninguno como mi papá para disfrutar de la vida. Recuerdo con mucho cariño hacerle señas en calles solitarias, mientras el tenía sexo intenso con mamá. Decía el muy precioso. -Anda hija, pon atención de lo que haces, porque sino, cuando crezcas no tendrás un marido que te haga jadear como yo a tu madre-. ¡Cuanta razón tendría el malnacido de mi padre! Pues, por poner atención a sus movimientos, y engolosinarme no supe reaccionar cuando la policía lo subió a la patrulla con el miembro de fuera. Y el resistiéndose a salir de mi madre, le latigueaba en ocasiones las nalgas a mama.
Esa ocasión, el tardo cinco años en regresar a casa. Dado los cargos imputados; Agredir a un oficial de policía, resistirse al arresto, posesión de enervantes, unas faltas administrativas y a la moral. No sabría decir que otras cosas, dado que era muy inquieto y debió haber hecho más actividades. A mamá solo le dijeron que era una callejera, y que si iba a andar cogiendo en la calle, debería cobrar al menos, no andar de calienta vergas por placer, y que para la próxima diera el respectivo moche, sino iba para dentro las 46 horas correspondientes. Tan triste ella, sola y olvidada por la vida; o eso decía ella, pues se daba sus ratitos de pasión con los vecinos. A falta de pan, tortillas. Yo, por mi parte crecí un poco aquí, y un poco allá. Acorde a esos recuerdos, nunca dejo de pensar en la ocasión en que casi estuve casada, no es algo de lo que me sienta muy orgullosa pero que más da, total en algo me entretuvo esa aventurilla emocional o piernal como decía la tía Elsa. Al menos asi se refería ella a sus queridos y amistades; las cuales frecuentaba para no aburrirse.
Cuando tuve que vivir mas allá que aquí, es decir con los viejitos de tres casas mas delante, y digo vivir porque eso era. Crecer, aprender de ellos y criarme cual perro recién adoptado durante el día dado que mi señora madre copulaba de forma intensa por las tardes y así ahorrarse los servicios básicos. Y como la tía, esa, la cachonda no me aceptaba en su casa porque vivía con varios hombres, pues ella misma fue con los señores, que resultaron ser unos conocidos de toda la vida, o al menos eso decía ella. No puedo quejarme, acepto que crecí con un odio interno a las relaciones personales por eso. Por culpa de los viejos ya no puedo querer a los canes como los quería, vivía ensoñada besando sus hocicos cuales novios circunstanciales de mi madre. Pero al anciano, como le encantaba sentirlo, que su señora esposa el can le lamiera la concha y a el ser follado después de las lamidas; pobres bebés.
Me compadezco de ellos, y a raíz de aquello tomé la decisión de darles el placer que se merecen. En un merecido ritual que me colme y los llene. Recuerdo que el nombre de aquel con quien me iba a casar se apellidaba Cortéz; mi conquistador. El can de los viejos se llamaba Hachi, como el de la pelicula. Ambos ellos, siempre fieles hasta la muerte, que menean el miembro y la cola, felices, de haber logrado alguna suerte. Por eso mi "rocky" es lo mejor, alguien en quien puedo concebir su error, pero tal vez estaría mejor dejando todo esto de lado, y convertirme en criadora o entrenadora de perros u hombres en su defecto. Por mi cuenta, una buena croqueta, cojida o algo similar, y el dinero siempre llegará.

Mítico. (Re-acomodo de lectura).

Author: Luis Ortiz /


Presente, la presión se encuentra, en un corazón. Derrotado hasta detenerse. Los colores le cambian, y los vellos se erizan, se cortan los jadeos, por una insana risa. No, no son las curvas, ni de merólicos mucho menos de lo eterno, ni mal formadas ideas. Presas de un retorno etéreo; son eyaculaciones fugaces al aire, con algo parecido al montón de carne. Terrenal, antinatural; son esas formas en movimiento, en un acorazado ecosistema. Sublime presa de recuerdos. Pero no queda nada, no y no.
Erizada continua, hasta por alquimia se detiene, y en un segundo todo lo transforma, escamas y piel que a cada parpadeo muere y cambia, camaleónicamente se esconde, huye. De todo aquello que ama. El atardecer baña su desnudez en pleno monte baldío, donde los mortales entre basura y matorrales fornican. Visitando lugares famosos, cogiendo en hoteles y besando sus hocicos. Pero uno entre tantos pobres, se mutila y se transforma, no pasa más allá de algunas noches en que el escuche le griten su nombre con brío.
Un monstruo, algo inalcanzable huye entre el anochecer, entre los restos del sexo y las piedras, no se detiene, no se revela. Un pequeño ser le observo, por un instante su mano petit el rostro toco. Una joda grandiosa, la cosa pequeña le asusto. Pues al darle un beso sin querer después de tocar la cara, le mordió. Pobre pequeña, el monstruo de su torso, sangre le arrojó, pero no hay nada que hacer.
Llena de júbilo grito, se sentía feliz por la caricia del extraño ser, y en una parte del terreno varios seres aspiraron; ese aroma que desprendía la niña al ser bañada, corriendo en brama con sus miembros largos como espada, durante toda la noche la fornicaron. Pequeña estúpida, no logro detenerlo; pues más que quererlo, no supo como detenerlo. Disfrutaba de forma deliciosa, ese embate, ese zangoloteo pero un monstruo se le escapaba de las manos. Rodeada y cansada en la madrugada, se daría asco llena por todas partes del esperma, aterrada por su acto, y de forma constante se regodea aún en su inmundicia. Desperdiciando su sexo, por colmarse su vida.
Aterrado continuaba huyendo, de forma constante, aquel oscuro ser, escamoso hasta las rodillas, se defendía como un erizo, con sus pelos necios y lacios. Firmes como agujas, que se entierran en los desterrados, cuando alguno otro buscaba su cercanía. Buscado por mitológicos seres, y terrores de pesadilla se encontraba el, escondido en cualquier lugar, hasta poder crecer. Aquel terrible monstruo era un distinto ser, un hombre con corazón de niño, que su realidad podría distorsionar, en un mundo de niños con el corazón frío cual adultos no podía continuar.
Despellejando paulatinamente, de su terquedad, a todo aquel que quisiera en su perímetro continuar. Para permitirle con mucho éxito la vida disfrutar. Décadas después, abandono la ambigüedad. Acepto la humanidad, donde la eternidad le dio el perdón, alejándose de el y encontró la felicidad, que la muerte le permitiría tener. Un descanso a algo que albergaba con suerte, un latido constante.

En la pérdida de mi autoengorda.

Author: Luis Ortiz /



Me volví completamente loco, en partes desde hace dos meses. Primero fueron mis pies; se voltearon al revés, caminando a duras penas voy. Y me detengo cuando lo necesitan, no cuando yo quiera descansar. Las ideas después fueron víctimas, cuando menos esperaba yo, manifestándose en mis ojos estaban, las percibía un poco a la distancia, asustado me reía. La coherencia se ha perdido, los miembros de este cuerpo que no poseo han perdido concordancia en movimiento. Detener la palabra, detenerla porque me invade la mente. Los únicos de mi lado, justicieros de mi ser. Los dedos meñiques. Se entrelazan, manteniendo un poco de mi muy reducida libertad. Me atesoran, como lo último apreciable de la existencia.
Me volví aún las loco cuando se separaron, cuando uno de ellos se doblo, se giro un poco. Obviamente entorno a otro meñique, de una tal estudiosa de lentes delgados y pechos firmes, muy delgada y con labios de color rosa. Que balbucea y me ensaliva las cejas al dormir, pero no me aterra, dado que jamas estuve en control de mi cuerpo, ni el de mí. Aunque admito, al principio MIEDO en mayúsculas tuve, pero la mujer esa, mi locura consume. Pero no puedo decir más, tan solo pocas cosas, y con ella he aprendido que los terrores construyen, las alegrías albergan. La locura libera y oprime, pero la diferencia crea, así como la unidad casi siempre estructura, pero el miedo... El miedo como tal genera cualquier cosa sin dirección alguna.
Y yo, soy sincero, estoy aterrado. Me encuentro ensimismado, pero no por mucho. Porque en cualquier sentido, y en cualquier forma ella me cura, me consume hasta mi recién recuperada cordura.

Medio rostro.

Author: Luis Ortiz /


No fue posible. Después de un paseo tranquilo por el parque, y realizado la felicidad que nos proporcionaban las gotas de agua en nuestro rostro; todo por haber jugado unos instantes con la salida de agua, terminamos empapados. Sonrientes y alegres. Pero como decían los periódicos: "Pareja termina envuelta en llamas, milagrosamente salvan el 95% del cuerpo intacto.
Sin embargo no fue posible que ese restante pueda rescatarse". Así que de esa forma, tu quedaste con una mano herida por el fuego hasta el musculo, donde solo lo cubres con un guante negro de seda. Mientras yo, cubro la mitad de mi rostro con una lámina que cubre tres cuartas partes de mi cabeza.
No queda mucho por que hacer, más que decorarla acorde a la ocasión y disfrutar de los placeres de la vida, placeres que solo en venganza me permito, con aquellos indefensos y pobres criaturas vivas. Buscando el tono, el color, el tamaño, la forma y consistencia así como demás atributos con tal de restituirte aquello que te falta y a mi en otra ubicación también.
Tal vez, cuando nos encuentren entenderán el porque lo hice. La muerte no nos alcanza de esta manera. Solo cuando completemos a la perfección una vez más nuestros cuerpos descanzaremos; tu como debes de hacerlo y yo feliz de poder cumplirlo. Tu bajo un pequeño chorro de gasolina que ya habrá mojado tu cuerpo, y yo lanzandome desde el quinto piso con un soplete portátil apuntando a tu cuerpo.
Deseo matarte tanto mi amor, tanto mi dulce y querida perra.

LLANTO

Author: Luis Ortiz / Etiquetas: , ,


Yo dije lo del pene doble porque era lo que había dicho toda la noche. No órganos dobles, lo único que ese día quería y con toda mi alma (nótese, alma) era un hombre que me hiciera el amor toda la noche, no quince minutos, ni veinte ni un poco de ratito más, un hombre para toda la noche y con lo que así se consigue: esas pocas palabritas que se sueltan aquí y allá y parecen querer decirlo todo o que por lo menos serían capaces de consolarme de la sensación de estúpida soledad, por llamarla de alguna manera ("tengo el cuerpo devastado, el alma rota y habitando en la desolación, todos los pedazos de que estoy hecha son trozos atrapados en un tiradero, cortada soy, y sería sangrante si el flujo de mis venas aún obedeciera a mi corazón.
"Mi inteligencia es un globo de hielo, la sujeto a mí a la distancia con un hilo, si me distraigo, suelto el hilo y a la distancia se va, mi inteligencia, la veo pequeña, más pequeña como un punto en el cielo hasta que ya no es nada, más que viento. Entonces, de los rasposos pedazos que soy, tomo lo más entero y lo pulo y armo a la manera de que supla mi inteligencia. Con ella, con mi inteligencia, sé de mi incómodo dolor. ¿Para qué entonces la vuelvo a formar adentro de mí? ¿Para qué esta bola incómoda de fuego en el centro de mí, sin ella, insensible al dolor?
"¿Para qué? ¿Para qué? Para que el poquito humo repugnante que forman los trozos desarmados de mi estúpido cuerpo sin rumbo no se disuelva en una materia más peligrosa, una materia con picos y filos y lijas, una materia en la que ya no se pudiera sentir mi voz, único alivio para este ardor en que me..."), pero a estas horas y con la cruda espantosa que parecía zarandearnos a todas de los hombros, a Margarita y a Luisa ya les tenía sin cuidado todo el asunto.
Cuando yo estaba a punto de proponer que nos durmiéramos en el pasto, aunque al rato el sol nos despertara o el frío nos impidiera dormir, pero acostarnos, como fuera, con hombre, sin hombre, con dos o con ninguna, con amor de a quince minutos, de a dos o de nada, todo me importaba un comino, es la verdad, esto fue lo que vimos:

Fragmento del anterior antepenúltimo párrafo en el tercer capítulo perteneciente al primer fragmento de la novela Llanto, novelas imposibles.
Carmen Boullosa.

Antes de morir.

Author: Luis Ortiz /



Así pasaba las tardes, con mi café y un poco de agua embotellada; escuchando los murmullos de los demás acerca de mí.
Pero no es algo que me importe mucho, si a final de cuentas disfruto de mis ratos libres como me da la gana.
Despertar por las tardes, vestirme a mi gusto, encontrarme en mi propio cuarto, en mi propia casa, libre de las ataduras del sexo ocasional o de las relaciones formales de juventud, y sobretodo libre de preocupaciones por el dinero. Viviendo con lo que me deja mi pensión, viniendo aquí, una sobría cafetería a tomarme un rico expresso.
Lo siento, mi mente viaja, pero se me olvidaba decir; que es mi último café y mis últimas letras. He decidido dejar de esforzarme y combatir la locura o eso que llaman demencia senil. Adios.

-una cucaracha existencia

Author: Luis Ortiz /



A nadie le importa que me este retorciendo de dolor, todos pasan de forma insensible. Ahora odio al creador y su estúpido Samsara. Me duelen mis extremidades, no las siento pero puedo ver como se doblan. Escucho el crujir de cada una de ellas en mi cabeza...
Ya lo he notado, escupo en partes mi vida, y trago a grandes bocanadas la muerte. Escucho voces, murmullos, cientos de presencias acercarse, mi alma resuena en los ecos de la existencia misma, pero los oídos son sordos. Tan solo soy un ser perdiendo la vida, mientras que los otros continuan con la suya, pero en el acto mismo estoy más vivo que cualquiera. Porque en la muerte, en la máxima iluminación, y en la soledad misma del desvanecerme me he visto libre de todo; sin extremidades, sin grandes partes de mi cuerpo. Libre de casi todo, mi cabeza permanece con aliento, minutos, segundos, horas; no mido el tiempo. Me liberé de la crueldad de la vida, me liberé de tantas cosas, y de círculos estúpidos.
No tiene mucho sentido esto de renacer constantemente, es una reverenda tontería; pero el dolor es inexplicable. Una sagrada mierda es lo que es la vida, la muerte nos es propuesta como la dicha por excelencia; al ritmo del crujir de nuestros cuerpos. Pero ahora lo que se siente, un choque, un impulso sonoro que retumba en los cielos, y crea sismos me sorprende. Estúpida gente y sus zapatos de plataforma. Ya ni como cucaracha que es uno se asustan, gritan o algo, ya ni en el mundo me hacen. Bueno, yo tampoco los hice, más mierda son y tocan ellos que yo. Procrear constantemente en sus camas, donde se desnudan y tienen relaciones, donde disfrutan de sus tan llamados orgmasmos o como digan. Donde presumen su amor, sus brinquitos y canitas al aire; y alguna que otra aventura disfrazada de cariño. Pendejadas si me permiten decir; he encontrado pocas cosas dignas. Entre ellas, un poco de pastel en un refrigerador.
¡Ah! Mis últimos pensamientos, y de nuevo a renacer en otra chingadera de ser viviente. Mientras no sea humano y mucho menos mujer, creo que puedo aguantar más hasta el día del juicio.

Un jueguito continuo, lleno de diversiones.

Author: Luis Ortiz /



Los tres, solo somos tres en un fragmento de mundo. Un primero recordando los momentos de la infancia perdida, engarzados en figuritas detrás de una proyección digital. Un segundo fregando con fuerza los restos de una producción masiva de energía.Un tercero dividiendo sus pensamientos con un entretenimiento falso, que absorbe el tiempo a su alrededor. Somos tres, tres cansados de lo que nos proporciona el mundo, y que se ha negado a permitirnos el acceso de nuevo a nuestras alegrías.
Pero ese cansancio es beneficioso para uno de los tres, para mi o para otro no lo es, pero estoy seguro que para uno lo es; porque eso nos deja a nosotros dos pensando. Es tonto, es aburrido, pero prefiero que sea así, tres personas reunidas en una habitación, despues de haber abandonado a sus respectivas parejas en la boda y ante Dios. Que beneficio tiene estar casado por amor con una persona, cuando puedes estar matrimoniado ante la sociedad de amigos por diversión, ninguno digo yo, las otras dos personas asienten.
A veces cuando no se que decir, estas personas lo dicen por mi; cuando ordenamos hamburguesas ellas ordenan por mi, los refrescos los ordeno yo, y dejamos que el cajero adivine los complementos. Nos divertirmos con nuestro fragmento de mundo, unos martínis y alguna que otra bebida de ocasión, bailamos hasta que las piernas se nos cansan, y jugamos a los besos en la barriga; porque aquello de la sexualidad y el sexo es algo ya cansado. Porque la vida y el mundo nos decimos, estan construidos alrededor de un ideal Sadiano.
Nosotros nos "enloquecemos" un poco, porque no se nos ocurre hacer otra cosa, oyendo canciones peculiares para variar, disfrutando lo tanto que nos parecemos, jugando al calzón chino y a las pintarrajeadas de los hoteles donde vamos, haciendo creér a los empleados que tendremos sexo desenfrenado en un trío. Coloreando todo con crayola, gritos y gemidos al compás de un ruidoso sonido punk, ese es nuestro estilo, viendo a la gente en las ventanas con las cortinas cerradas, algunas tocandosé sus partes nobles y otras brincando entre otras por alcanzar la parte de la ventana de la esquinita de arriba.
Alguno que otro grito loquito mientras jugamos con las cacerolas de los hoteles caros, aquellos donde pedimos empleos temporales, trabajando de asistentes de cocina, haciendo sonidos de tupa-tupa-tupa-tupa-
tupa-tupa-tupa-tupa, gritillos chirriantes haciendo ¡yayeyyei! ¡yayeyyei! ¡yayeyyei! ¡yayeyyei!. ♪ Con un cassette♪ ♪En una alberca, abrazado de cerveza me voy a mojarr♪ ♪Me incomodan mis calzones, me los quito y voy a rockear♪ ♪Quiereme cuando me visto de champiñón♪ ♪Revientale una guitarra al gordito maricón♪ ♪Tengo un cassette con un buen noise, y alguna hecha al speedcore♪.
Nos cambiamos de ropa a las prisas, corriendo por los pasillos del hotel antes de que nos despidan y seguridad nos atrape, y hacemos todo con tal de disfrutar la vida, y los fragmentillos pírricos que podemos poseeer. Suenan los bongos alterados de los policias detrás de nosotros al salir de un antro, y damos gracias a Dios por librarnos de las cadenas del sexo. Boom, boom, boom suenan los preventivos, y nos tiramos por la empinada avenida, girando y rodando, cubriendo nuestras cabezas.
Vivimos en la parte de atrás de una tienda de conveniencia, en el hueco que hace esquina un contenedor de basura, tenemos todo limpio, y el encargado nos deja vivir ahí. Nos ganamos el almuerzo y algunas monedas trabajando en las mañanas, haciendo el jale de servir, y portarse como hacen los meseros y las chicas de limpieza, hacemos todo de forma divertida, los borrachos se ríen y hasta dejan buenas propias. Cuando se pone denso el asunto, estan los drogadictos hambrientos sudando bien intenso, y siguiendo nuestros movimientos, los hacemos bailar hasta cansarse, en otros momentos agarramos a unas nenas fresas que salen de antro en las mañanas, y con un buen sonido pop, las tomamos de la cintura y suena mamalón.
Con propinas, bailes, y comida nos alivianamos el resto del día, hasta la noche que entra el hambre muy fuerte, donde entre pellizcos a la tienda cerca de un bar, tomamos comida rápida, sopas ins-instantáneas. Entre salto y salto de escena nos cambiamos otra vez de ropa, y fingimos ser parejas de alguien más, regresarle la locura desenfrenada y sin sentido al sistema que lo implora. Caminando por la calle, nos vamos a todos lados, frecuentemente bailamos con nosotros mismos, con las sombras que nadie quiere pero se nos pegan, hasta que les llega la realidad de que esto esta más loco que lo que sus locuras les permiten.
A veces les coqueteamos a los de su respectivo sexo, y les presumimos hacer el amor, así de saltitos como los conejitos, les dejamos que la excitación se les suba a la cabeza, y el cerebro se les arremoline, que las patas les desprendan los pies a saltos de pinguinitos intentando seguirnos con los pantalones abajos, entre empinadas y nenes que quieren ser mamados. Nos reímos y nos cruzamos de los brazos, nos acomodamos para dormir en ocasiones de formas curiosas, porque hacemos cucharitas con las cucharitas, porque insistimos que si se duerme de cucharita con las cucharas es más rico, ¡Vaya que lo es!.
Tenemos unos vestidos en un supercloset, y lo guardamos en una bodega de renta, fue nuestro primer propósito, guardar la ropa en un lugar seguro, por si las dudas, aunque fastidiosamente tenemos que andar media ciudad, entre un aventón, y caminar, por eso lo hacemos durante las noches, así el regresar sea algo más tranquilo. Una vez, tuvimos que escondernos de nosotros mismos, porque temíamos que descubrieran nuestra casa, nuestro escondite secreto, y tuvimos antes de eso una noche loca, muy frenética, por lo cual uno de nosotros tenía una doble personalidad maligna, y no queríamos que se enterará donde vivíamos, no fuera que nos arruinara la felicidad.
Al final, matamos a su maligna personalidad, provocandole una purga con lácteos viejos, y un licuado de plátano, durazno y nopal. Le deshicimos tanto su personalidad, que salió hecha trocitos. Pero en fin, ese es nuestro fragmento de realidad, el cual atesoramos ahora, porque no lo atesorabamos cuando nos negaron nuestras alegrías. Ya mañana nos vamos a la ciudad capital en un autobus repleto de niños, y allá nos quedaremos a vivir, mientras en el transcurso serémos los tutores de todos los niños, cuidadores y demás. Los llevaremos a vivir a escondidas de todos, les enseñaremos a vivir; y esto porque ellos quisieron.
La verdad, no soy quien para andar haciendo una escuela de la alegría, pero tampoco se las puedo negar. Voy con las uñas pintadas de mis pies de colores, por el pasillo, mientras me dedico a cantar, los pongo a descanzar unas horas, para hoy en la noche a un lado de la carretera acampar.

La rubia y la mota de polvo hecha hombre.

Author: Luis Ortiz /


En un ratito, ella con sus cabellos rubios, delgados preguntaba algo esencial. -¿Es de aqui el aparato? ¿Si se puede usar?- Lo hacía con una voz suave y cálida, alisada por beber el jugo de cereza que le gusta tomar todas las mañanas, hecho de forma natural como su tersa y firme piel. Ella tocaba su frente con tan solo dos dedos, intentando aclarar sus ideas, su preocupación. Una duda muy característica en ella, que se le imponía de forma peculiar, pero ese método daba resultados; las ideas pasaban de su cabeza a sus manos, donde con hábil maniobra escribia en un teclado todas esas descripciones que en su mente parecian imagenes sin sentido.
Pero estas ideas eran muy egoístas pues deseaban manifestarse, salir de la mente y aparecer en el cuerpo, odiaban estar ahí, encerradas por una razón; timidez.
Debo aclarar, era una timidez muy anormal, no era realmente cualquier timidez, y aquel que diga que la timidez es una sola, puedo decir lo contrario y tendrá que confiar en mi palabra. Es que esta tímidez aparecía en su piel, justo arriba de su tobillo derecho en forma de una bandita curativa con una imagen de rosita fresita.
Y también aparecía en la raíz de su cabello, un castaño oscuro que salia muy tenuemente hasta convertirse en los cabellos rubios, ahí estaba la tímidez, en forma de un color que quiere ocultarse un poco.
Los brazos cuentan también con vida propia, pero de forma unificada al cuerpo, en su muñeca izquierda se encuentra una pulsera de esferas blancas simulando perlas, un accesorio normal, pero en su muñeca derecha se encuentra algo distinto, una pulsera sencilla, simple y sin explicación aparente de algo emocional; eso es la tímidez, ahí esta oculta. Pero pasa algo distinto en un instante, se pone de pie, poseída por una idea; se levanta y camina a la distancia, buscando un libro, algo que pueda orientarla.
Es una idea detective o puede ser una idea inquisidora, tal vez una idea antropóloga o una idea diagnóstica, si eso es, eso parecer a la distancia, una idea diagnóstica, últimamente en las calles no se han visto ese tipo de ideas, regularmente andan ideas insatisfechas, de eso unos años para atrás. Pero esta rubia tiene ese algo distinto, ese aire de que sus ideas aún persisten, y luchan por aparecer de alguna forma, pero no de forma explosiva, sino de forma armónica como su sonrisa casual que recorre distancias en un momento, agregandole la tranquilidad que hace falta al ambiente.
Ahi persiste la rubia y sus ideas, su añoranza por realizar algo.
En un mundo cerrado donde sus ideas se acomodan y se plasman con un sentido de descubrimiento, queriendo aclarar sus dudas con cada movimiento de sus manos, esa rubia es otro mundo, intentando aparecer ante los demás y lograr sus objetivos. Eso es lo que ella es, lo que ella ve, y lo que el resto del mundo verá, pero un poco más de atención, solo un poco más de atención en lo que mi mirada percibe me dice, que ahí anda la tímidez, con ganas de ser escuchada.

Yo regreso al hoyo, regreso una vez más bajo la tierra después de mi búsqueda, a donde pertenezco y estan los otros, los míos. Aquellos que me dicen lo que son las cosas para yo intentar mentirles con un sueño, un sueño que pasa a medio día para alegrarles la vida, aunque en la realidad ese sueño tenga más de verdad que de mentira. Pero si ellos siguen creyendo que es un sueño, una mentira, podrán creer.
Yo creí, y ahora poseo un cuerpo, digno de ser apreciado por algún ser, tengo cuerpo, carnes y huesos. Así, tal vez nosotros podamos algún dia salir a la luz de día y cumplir como aquella rubia de un bello peinado, y gozar de el sol.

Los insatisfechos conformes.

Author: Luis Ortiz /

En una conversación en un jardin, a las tres de la tarde, dos amorosos dejan de ser amantes.


Alejandra: Me retracto de aceptar ese cuerpo, dos veces me ha robado la esencia, me curte la piel con cada roce, con cada caricia, me pudre las heridas con cada soplo de su aliento en mi templo. Me transformo en insecto, y me muevo a donde no me encuentre, donde no me atraviese con una aguja buscando alimentar con eso a sus tiernas arañas, en un intento por entender la vida.

Ernesto: No te preocupes, los árboles asi crecen, grandes, con la corteza curtida por la existencia misma, su piel esta rasgada por el tiempo, y la inevitable mano estranguladora de dios. Una vez, conocí un árbol, que sus ramas atravesaron casas, dimensiones y edificios, de esas ocasiones, supe de una en la cual atravesó un hotel de paso, dio un goce tremendo a todas las mujeres y hombres ensartando las ramas sin discernir sexualidad, de esa vez, el hotel tuvo que comprar pequeñas plantas y arbolitos para cada cuarto.

Alejandra: ¿Pero porque?, es que no me lo explico, como es que alguien busca entender la vida, realizando todas esas acciones, tu deberías entender, eres como un toro, estas gordo, luces horrible, estas fornido, reconozco tu forma, y lo acepto Ernesto. Eres un cazador, solo por eso considero que entiendes y conoces en que consiste la vida. Pero ese físico que posees, con el cual dices solo amar a los hombres, provoca solo a las mujeres, en especial a las cachondas, con una verga firme como la tienes, bella y hermosa, les provocarías deliciosos orgasmos. Aunque en lo personal, tu presencia me provoca un asco terrible, más aún las cualidades de tus genitales me parecen un defecto, pero debo admitir con todo el pánico de mi alma, que tus palabras me hacen el amor de la forma más bella y gentil, por eso, solo entonces así, te permito poseerme, que tus palabras, me hagan el amor, me poseean, y tus letras me pongan sucia, abusen de mi cuerpo en formas casi imposibles, que me envuelvan tus palabras atavíadas en mis fantasías, solo así siento que me das una sensación, que ni el sexo con el hombre más atractivo y amoroso podría darme.

Ernesto: Te cuento esa experiencia, te lo digo por una razón, catarina bella, yo estuve en ese hotel de paso, fornicando de forma intensa, con cada rama una celula de mi cuerpo se estremecía e inundaba mi alma de una forma bohemia. Mi intención jámas fue estar contigo, si mi sexo fuera el contrario lo pensaría dos veces pero no lo es, asi que deja de estar volando sin alas, porque no puedes, limitate a ser lo que eres y hasta donde puedes. ¿Quisiera alguien realmente entender lo que dice? Yo lo dudo, dudo que pueda desentrañar el enigma que es tu cuerpo, pero puedo pensar que desea esconderse en lo más profundo de tu cuerpo, y depositar sus huevos en tus genitales para sobrevivir, dejar sus larvas con todo y su alma. Por eso busca entenderlo, porque es la mejor forma de perderse en ti. Vamos al fondo del jardín, deseo mostrarte un árbol muy peculiar, muy similar al que te cuento.

Alejandra: ¡Pero que es esto! Por que juegas conmigo, esto no es un árbol, no es ni una planta, son solo huesos apilados, perforados y amarrados con alambre, que hacen semejanza a un gran árbol. ¡Pero esto no es un árbol! ¡Que demonios estabas pensando, que intentas hacer con esto!.

Ernesto: Lo siento Alejandra, mi catarina bella, no fue mi intención asustarte.

Alejandra: Dejame irme, ahora entiendo en que consisten tus palabras; en vacíarme de mi carne. Esa fue tu intención al alejarme de el, descarnarme toda y hacer uso de mis huesos para tu altar al placer. Ahora todo es claro, yo debía morir, desencarnada o despellejada.

Ernesto: Perdoname, disculpame, pero tengo que alimentar a mis hijos, mis pequeños parásitos come árboles, huye si gustas, pero necesito tu carne, y tus huesos pueden ser necesarios para poner mis larvas.

Alejandra: Soy un insecto -se transforma-. Alcanzame, soy inalcanzable, y discrepo de morir, aunque todos los días sufro, no puedo parar de reir. Porque por reuniones como esta van y vienen, amistades y clientes como tu llegan y se van, me comen en partes hasta que crece de nuevo mi carne y me voy, con el alma un poco más ligera. Pero yo, me dedico a volar, y a buscar hasta que encuentre a Benjamín, el sabrá quitarme este hechizo, y yo parare de sufrir, solo asi aceptare vivir.

Ernesto: Ten un buen viaje Alejandra, tenlo y disfrutalo, que cuando gustes, sabes que aqui me encuentro, y aqui podrás encontrar lo necesario, podría mostrarte el cuarto de las flores, pero para eso, tendrías que hacer nacer a mi hijo, para lo cual no creo que hagas, pero ve, huye. A final de cuentas, sabes que si conversas conmigo al aire, ahí estaré, porque las palabras son mi camino, y la forma de placer.

Alejandra: ¡Hay Ernesto! Ojalá algún dia puedas entender que no puedes engordar a tus amistades para tus propios fines, porque dejarán de ser tus amistades, y espero entiendas que perdiste una amante y una amiga, hasta nunca Ernesto. ¡Hasta nunca!.

lunático.

Author: Luis Ortiz /

Se me agota la noche, y la luna era pequeña cuando inicio esta velada, un evento algo triste, perdido entre los arboles viejos, secos y abatidos por el tiempo, unas punzadas terribles en la cabeza impiden tome mi alma entre mis fauces.
Ser un cuadrúpedo es algo complicado, no es nada sencillo, pero la luna se hace de un tamaño impresionante, cosa que no hace todos los días, y asi como la luna crece, mi cuerpo se endereza, toma forma humana, en forma desmedida me convierto en gigante, para desde las sombras cargar la luna a mis espaldas, sostenerla como la única lampara que puedo adquirir, para buscar con mi olfato mi alma.
Pero conforme avanza la noche, la luna se le escurre la luz, se adelgaza, se hace más vacía, y vuelvo a mis cuatro patas, a buscar en forma de gato, entre las sombras, junto a los árboles secos, en la noche a buscar mi alma, pero ocasionalmente mi alma vuelve a mi, en forma de otro gato.
Así, solo así, de forma momentanea disfruto que estamos reunidos, porque se que se marchará cuando la luna se oculte, mientras eso sucede, mi alma y yo, jugaremos a hacer el amor.

Un tiempo breve sin una mano.

Author: Luis Ortiz /

Hoy es una tarde de viernes, una tarde en la que mi cuarto de siglo no es suficiente, donde yo soy cada parte de mi cuerpo, pero en el destino esta escrito que al llegar a los veinticinco años de edad, en la cual estoy en una perfecta completud, quedaré en falta. Vaticinado está, que será el corazón el que se ausente de mi cuerpo en esa fecha. Entre cada abrir y cerrar de ojos mi mano izquierda toma vida, se desprende y, no lo puedo entender, supongo que ya carezco de ese músculo, producía una fuerza que mantenía integrado mi cuerpo o eso es lo que puedo imaginar. Pero no siento miedo, esto no me produce temor, y me gustaría saber porque. No me doy cuenta del pasar de los días, esa mano, la mano que ya no me pertenece, que ya no es mía se sostiene de pedacería, debe ser de la que ha quedado como sobrantes de comida, de esas veces que cenaba carne y procedía a guardarla en el refrigerador. Ya han pasado varias semanas, de alguna forma construyó un muñeco con todo eso, un títere articulado que desprende un hedor hediondo que inunda la casa. Se porta de forma muy digna, paseandose por todo el lugar, con un caminar en ocasiones muy femenino, pero en algunos momentos al anochecer se pone a bailar, y a recrear todas mis actividades fingiendo ser yo, vistiendose con mi ropa. Hace algunos meses, no sabía que sería de mi sin mi mano, hoy en dia, soporto a esa mano, su presencia y su vida propia, regularmente durante las noches antes de dormir, jugamos a que somos una pareja, y que yo le pido matrimonio, pero cuando deseo levantar su mano para ponerle el anillo, me doy cuenta que me falta esa mano para sostener la suya, la mano que fue mía. Despues de todo este tiempo me di cuenta, que huelo terrible, que he subido de peso en forma súbita, y que no he salido casi de la casa, pero hoy he tenido unas ganas gigantescas de ir al baño y defecar, la mano a la cual he hecho llamar Jaime, me ha agarrado a cachetadas, mi única forma de reacción ha sido arrancarla de todo el bulto de carne, coserla a mi mano, engraparla, y llenarla de cables para moverla a mi antojo, porque no planea aceptarme de vuelta. Mis actos son justificables, necesitaba una mano para limpiarle el ano después de ir al baño. Hace un par de años escuchaba una canción, despues de un dolor muy fuerte en el pecho, en la cual esperaba llegará un momento feliz a mi vida, sonaba una frase ahí... "He estado esperando una guía que venga y me tome de la mano". Esa mano llego al dia siguiente, tocando mi puerta, una señora ofreciendo guantes de piel para el frío, así aquella mano se tornaba ciega, y yo, podía entonces volver a mis actividades cotidianas.

Otro vaso.

Author: Luis Ortiz /


¡Agustín! Despierta cariño, te volviste a quedar dormido, dice ella, mientras el, todavía tiene una brutal resaca, no de esas que proporciona la bebida, sino de aquellas que provocan los recuerdos de forma violenta en su mente. No han pasado ni diez minutos con el primer vaso de whiskey y ya te quedaste dormido, insiste ella, sin embargo el observa el vaso y ya esta terminado, no hay líquido alguno que lo habite, no hay liquido, nada, nadita, desde antes de servir el ya sabía que no había líquido, solo una especie de sustancia que provoca su mente se quede hueca para vaciarse en una ajena. El sigue pensando en Rosa, en lo mucho que la odia y, aún se pregunta como termino con ese engendro que tiene por compañera, a su edad, todos deberían estar jovenes y el ya muerto, debería de estar saliendo en forma de desecho por la ingesta de algún insecto de mi cuerpo corroído por el tiempo. Pero no es así, aún hay que lidiar con esto que parece un ser vivo, que tiene forma de animal y a veces aparece junto. Desespera dice Agustín, porque siente que su cuerpo lo abandona, a voluntad de este ente que le llama constantemente y que el no recuerda su nombre, Agustín solo puede pensar en que su mente esta desordenada, no sabe si este ser es una guía, es un castigo, o tan solo una ilusión de aquello que desearía no odiar más, Agustín aún siente algo en su pecho, y con cada desvanecimiento, pierde el sentido recordando más y más cosas, sin embargo recuerda del todo. El desearía recordar de forma exacta, porque aún siente un odio por Rosa, se pregunta si fue porque solo ha esa mujer le amo realmente, si fue por la forma de separarse de ella, a lo cual se pregunta como fue esa separación, y cuando lo piensa, se desvanece. ¡Agustín! Despierta cariño, me decías que tomarías un segundo vaso de esa bebida tuya, esas palabras este llamado suena en el aire, y se escucha que viene de lo lejos. Agustín despierta, asustado por ese llamado, pero no percibe de donde proviene el llamado, se sirve hielo y whiskey de una forma generosa. Hace memoria mientras vuelve a tomar asiento en ese lugar un tanto predilecto, años atrás en un viaje al sur del país, en un pueblo perdido se encontraba una cava de algún viejo castellano que oculto sus vinos más preciados, pero todo eso había sido saqueado y, un terrateniente poderoso utilizo los restos para guardar todas las botellas de whiskey que había adquirido. Agustín las tomo por la fuerza, dandole muerte al dueño, hurtando todas las botellas, no sin antes haber enamorado durante algunas semanas a la hija del terrateniente, y habiendola enamorado, procedio a poseerla junto a la cava, dejandola exhausta y dormida, le encerro y le prendio fuego a todo el lugar, el huyo rápidamente con tan solo un corazón roto. Alguno de sus tantos corazones rotos podríamos pensar, porque Agustín mismo, no sabe cuantos corazones tiene, ni tampoco cuantos ha roto, solo tiene en mente algunos cuantos, aquellos los que son los más odiados. En ocasiones antes de desvanecerse Agustín llora, llora desgarrando el cielo de dolor, porque no tiene familia, o eso cree Agustín, más de una treintena de mujeres en su vida, podrían afirmar lo contrario, sin embargo a Agustín no le interesa eso, el ya esta viejo, y se dedica a odiar como puede, a morir como puede, y a disfrutar de las cosas con las que se ha hecho en la vida, todo lo que tiene son varias botellas de whiskey, a las cuales pidio permiso a dios y juro terminarlas antes de morir, eso y un monstruo que habita en la casa, el cual destroza todo en el orden que le gusta a el. Agustín simplemente es un anciano, que recuerda sus dolores, sus amores, y su larga vida, en torno a la posesión de las cosas, por evitar poseer su corazón, hacerlo suyo. Sabe que la gente le roba el corazón desde la infancia, y el lo que hace es recuperarlo de la forma que mejor le parece, pobre Agustín. Al día siguiente de alguna de esas ocasiones tocan la puerta, Agustín asustado sigue sin moverse escuchando temeroso desde su asiento. ¡Hola señora, mucho gusto! dice un vendedor, me gustaría presentarle un nuevo producto que tal vez le interese. ¡Ah! ¿Es en serio? Si digame de que se trata su producto jovencito. Pues muy fácil señora, ahorita le explico en que consiste, solo por cortesía me gustaría saber su nombre. Claro que si hijo, mi nombre es Rosa...