Los insatisfechos conformes.

Author: Luis Ortiz /

En una conversación en un jardin, a las tres de la tarde, dos amorosos dejan de ser amantes.


Alejandra: Me retracto de aceptar ese cuerpo, dos veces me ha robado la esencia, me curte la piel con cada roce, con cada caricia, me pudre las heridas con cada soplo de su aliento en mi templo. Me transformo en insecto, y me muevo a donde no me encuentre, donde no me atraviese con una aguja buscando alimentar con eso a sus tiernas arañas, en un intento por entender la vida.

Ernesto: No te preocupes, los árboles asi crecen, grandes, con la corteza curtida por la existencia misma, su piel esta rasgada por el tiempo, y la inevitable mano estranguladora de dios. Una vez, conocí un árbol, que sus ramas atravesaron casas, dimensiones y edificios, de esas ocasiones, supe de una en la cual atravesó un hotel de paso, dio un goce tremendo a todas las mujeres y hombres ensartando las ramas sin discernir sexualidad, de esa vez, el hotel tuvo que comprar pequeñas plantas y arbolitos para cada cuarto.

Alejandra: ¿Pero porque?, es que no me lo explico, como es que alguien busca entender la vida, realizando todas esas acciones, tu deberías entender, eres como un toro, estas gordo, luces horrible, estas fornido, reconozco tu forma, y lo acepto Ernesto. Eres un cazador, solo por eso considero que entiendes y conoces en que consiste la vida. Pero ese físico que posees, con el cual dices solo amar a los hombres, provoca solo a las mujeres, en especial a las cachondas, con una verga firme como la tienes, bella y hermosa, les provocarías deliciosos orgasmos. Aunque en lo personal, tu presencia me provoca un asco terrible, más aún las cualidades de tus genitales me parecen un defecto, pero debo admitir con todo el pánico de mi alma, que tus palabras me hacen el amor de la forma más bella y gentil, por eso, solo entonces así, te permito poseerme, que tus palabras, me hagan el amor, me poseean, y tus letras me pongan sucia, abusen de mi cuerpo en formas casi imposibles, que me envuelvan tus palabras atavíadas en mis fantasías, solo así siento que me das una sensación, que ni el sexo con el hombre más atractivo y amoroso podría darme.

Ernesto: Te cuento esa experiencia, te lo digo por una razón, catarina bella, yo estuve en ese hotel de paso, fornicando de forma intensa, con cada rama una celula de mi cuerpo se estremecía e inundaba mi alma de una forma bohemia. Mi intención jámas fue estar contigo, si mi sexo fuera el contrario lo pensaría dos veces pero no lo es, asi que deja de estar volando sin alas, porque no puedes, limitate a ser lo que eres y hasta donde puedes. ¿Quisiera alguien realmente entender lo que dice? Yo lo dudo, dudo que pueda desentrañar el enigma que es tu cuerpo, pero puedo pensar que desea esconderse en lo más profundo de tu cuerpo, y depositar sus huevos en tus genitales para sobrevivir, dejar sus larvas con todo y su alma. Por eso busca entenderlo, porque es la mejor forma de perderse en ti. Vamos al fondo del jardín, deseo mostrarte un árbol muy peculiar, muy similar al que te cuento.

Alejandra: ¡Pero que es esto! Por que juegas conmigo, esto no es un árbol, no es ni una planta, son solo huesos apilados, perforados y amarrados con alambre, que hacen semejanza a un gran árbol. ¡Pero esto no es un árbol! ¡Que demonios estabas pensando, que intentas hacer con esto!.

Ernesto: Lo siento Alejandra, mi catarina bella, no fue mi intención asustarte.

Alejandra: Dejame irme, ahora entiendo en que consisten tus palabras; en vacíarme de mi carne. Esa fue tu intención al alejarme de el, descarnarme toda y hacer uso de mis huesos para tu altar al placer. Ahora todo es claro, yo debía morir, desencarnada o despellejada.

Ernesto: Perdoname, disculpame, pero tengo que alimentar a mis hijos, mis pequeños parásitos come árboles, huye si gustas, pero necesito tu carne, y tus huesos pueden ser necesarios para poner mis larvas.

Alejandra: Soy un insecto -se transforma-. Alcanzame, soy inalcanzable, y discrepo de morir, aunque todos los días sufro, no puedo parar de reir. Porque por reuniones como esta van y vienen, amistades y clientes como tu llegan y se van, me comen en partes hasta que crece de nuevo mi carne y me voy, con el alma un poco más ligera. Pero yo, me dedico a volar, y a buscar hasta que encuentre a Benjamín, el sabrá quitarme este hechizo, y yo parare de sufrir, solo asi aceptare vivir.

Ernesto: Ten un buen viaje Alejandra, tenlo y disfrutalo, que cuando gustes, sabes que aqui me encuentro, y aqui podrás encontrar lo necesario, podría mostrarte el cuarto de las flores, pero para eso, tendrías que hacer nacer a mi hijo, para lo cual no creo que hagas, pero ve, huye. A final de cuentas, sabes que si conversas conmigo al aire, ahí estaré, porque las palabras son mi camino, y la forma de placer.

Alejandra: ¡Hay Ernesto! Ojalá algún dia puedas entender que no puedes engordar a tus amistades para tus propios fines, porque dejarán de ser tus amistades, y espero entiendas que perdiste una amante y una amiga, hasta nunca Ernesto. ¡Hasta nunca!.